El baile de números para calcular los riesgos de lluvia será tan inevitable como el de los políticos delante de los pasos a un mes de las elecciones municipales.
UNA Semana Santa tan metida en abril tiene sus peligros. La que hoy arranca tiene toda la pinta de estar marcada por los dichosos porcentajes de probabilidades de lluvia, horror para cofrades y empresarios que tienen puestas sus distintas esperanzas en estos días.
Prepárense tanto para días largos, plenos de luz hasta las nueve como el de hoy, como para el charloteo sobre esas horquillas de entre un veinte y un treinta por ciento que pueden dejar dentro a un ramillete de importantes cofradías. No digamos ya cómo puede elevarse el índice de referencias a lo que viene de Huelva... Ironías del destino, si la Semana Santa de 2011 hubiera empezado el Domingo de Pasión, hoy hubiéramos celebrado un pleno de salidas, un hecho que sólo suele producirse dos veces a lo sumo en cada década.
La de hoy es
Cómo no,
Otra novedad de
La carrera oficial, el gran itinerario obligado para todas las cofradías, vuelve a ser exclusivamente para abonados. No hay una silla libre para ningún día suelto. Ni la crisis económica ha provocado vacantes. El Ayuntamiento, con las elecciones municipales el próximo 22 de mayo, se ha sacado de la chistera el denominado Proyecto Palio, una iniciativa polémica que consiste en habilitar tribunas de sillas en diferentes puntos del centro para turistas y personas de movilidad reducida, según los casos. El Consejo de Cofradías no ha tenido nada que ver en la gestación de este proyecto, ni tendrá que ver con su gestión, de ahí que la iniciativa no haya nacido con el consenso deseado. Más de 200 asientos se instarán para turistas y personas de movilidad reducida en la escalinata del Metropol Parasol, el discutido complejo arquitectónico de la Plaza de
Cuadrillas de operarios se han afanado estos días por corregir los baches y desigualdades en el firme de muchas calles. Pero estas reparaciones no han ido más allá de la buena voluntad. El resultado apreciado en calles del centro como Cuna o Muñoz y Pabón no es el más idóneo. Ni estética, ni funcionalmente.
La evolución de la última década confirma que el Domingo de Ramos es el día de mayor masificación y, por lo tanto, de peor ambiente en
Tal vez por esto o por muchas cosas más, el arzobispo Asenjo ha dictado unas normas al paso de las cofradías por el interior de la Catedral que tratan de salvaguardar la dignidad y el recogimiento que deben presidir la estación de penitencia de las cofradías. Al menos cuando pasan por el templo metropolitano. Si es que los porcentajes no lo impiden, por supuesto.